Una pregunta que pone a prueba la política energética y sindical de Argentina frente a las decisiones de las grandes compañías. La pandemia y el avance de las energías limpias aceleraron la visión de los negocios petroleros a nivel mundial.

“Las compañías petroleras se preguntas si vale la pena buscar más petróleo”. Un interrogante que pone en evidencia no solo el escenario mundial sino el retraso intelectual de la política económica y sindical.

La nota de opinión detalla que “las Islas Malvinas estuvieron una vez a la vanguardia de una nueva era para la industria petrolera, mientras las empresas recorrían el planeta en busca de recursos”.

“Una década después del descubrimiento de 1.700 millones de barriles de crudo… el territorio… parece tan remoto como siempre” simplificó el diario para referirse a los vaivenes de las relaciones políticas internacionales entre Gran Bretaña y Argentina.

La introducción sirvió de ejemplo para sostener que a medida que el coronavirus devasta las economías y paraliza la demanda, las grandes petroleras europeas admitieron que de los llamados “activos varados” nunca se pueda extraer del suelo el petróleo y el gas.

Los grandes players petroleros admitieron que la actual crisis aceleró el cambio hacia las energías limpias. Los combustibles fósiles serán más baratos de lo esperado en las próximas décadas, mientras que la emisión de carbono será más cara. Para editorialista Laura Hurst, estos simples supuestos “significan que algunos campos ya no tiene sentido económico”

Estos supuestos se sustentan en que BP Plc dijo el pasado 4 de agosto que “no haría ninguna exploración en nuevos países”. Rystad Energy espera que “el 10% de los recursos petroleros recuperables se vuelvan obsoletos y se desacelere la exploración”. El director general de Accenture Plx, Muqsit Ashraf, expresó recientemente que “habrá activos varados… y las empresas tendrán que aceptar el hecho”.

El mes pasado, Total SE de Francia reconoció cuando tomó una amortización de U$D 8 mil millones en activos con alto contenido de carbono que, la presión para frenar las emisiones lleva a las empresas a dejar las reservas más intensivas en carbono en el suelo.

Por el momento y según el vicepresidente de investigación de Upstream de Rystad Energy, Parul Chopra, “la lista de proyectos con mayor riesgo incluye descubrimientos en aguas profundas frente a Brasil, Angola y el Golfo de México”, mientras que “los proyectos de arenas petrolíferas canadienses, como la expansión del desarrollo Sunrise en Alberta, también están en duda”.

Tony Durrant, presidente ejecutivo del proyecto Sea Lion en las Islas Malvinas dijo que “solo necesita precios del petróleo en un rango de los U$D 40 para alcanzar el punto de equilibrio”, afirmando que el proyecto Malvinas “hoy se encuentra como activo varado”.

Lo paradigmático es que en la cuenca Malvinas las compañías necesitan un rango de U$D 40 el barril para desarrollar un bloque, mientras que en Argentina un proyecto «on shore» requiere un valor entre U$D 45 a U$D 50 por las condiciones impositivas, sindicales, de las comunidades originarias y las presiones de la industria local.

Argentina tiene en los próximos años grandes inversiones en exploración en los bloques del mar argentino, y corre el riesgo que las compañías las declaren como “activos varados”. Vaca Muerta, en Neuquén, puede perder el último vagón del tren sino acuerdan nuevas condiciones para su despegue.

La pandemia no solo llegó para paralizar la demanda y devastar la economía; sino para poner a prueba la resiliencia de políticos y sindicalistas que deberán encontrar ventajas competitivas para los activos de Argentina.

Si fracasan en el intento, los campos petroleros se integrarán a la lista mundial de activos “inmovilizados”; en cambio, si alcanzan un acuerdo sabremos que existen esperanzas que las perspectivas mejoren

Fuente: Agencia Bloomberg