Casi como una predica en el desierto o una fantasía de la política en general los miramos tratando de comunicar ideas o proyectos y generar empatía hablando de un futuro mejor a quienes están viviendo en primera persona la crueldad del presente.
Sin embargo nadie se pone en lugar de los electores, como si en Argentina nada hubiese cambiado desde la gestión anterior a la presente.
Asimetrías cada vez mayores y nadie sabe o entiende cómo «nuestros empleados» los administradores y decisores del los rumbos económicos y sociales que viven opíparamente y sin descaro un país inequitativo, distinto o por lo menos diferente al de ellos.
La locuacidad y verborragia son parte del mismo relato de la felicidad dando soluciones en campañas pornograficamente costosas.
Soluciones para mañana cuando estas empoderados hoy y no aplican lo que plantean como «salidas» o «soluciones» en sus promesas de campaña a las coyunturas actuales.
Ya Nadie lo tolera por dos cuestiones, primera el aumento de la pobreza y los planes sociales con lo que maquillan mínimamente los indices de pobreza e indigencia y en segundo termino «impunidad» en donde la justicia esta ausente y la corrupción esta mas viva que nunca.
Podríamos pensar en alguna ocasión que son simplemente errores de gestión pero cuando la repetición de los mismos es continua, es un «modus operandi» en general de una política que esta mas lejos que nunca de la gente.