La economía ya está ingresando a una nueva recesión, que se profundizará por el fogonazo inflacionario. La cosecha será clave para salir de la crisis, pero la mejora llegará a las familias y al consumo bastante después.

La economía argentina ya se está encaminando a una nueva recesión. El “mal trago” advertido por el presidente Javier Milei se volverá mucho más amargo con el paso de los meses. Sin embargo, también habría noticias positivas por delante: la caída de la actividad será pronunciada pero breve y para la segunda mitad del año la actividad ya estaría en franca recuperación.

Los factores que ya están encaminando a la economía a una nueva caída son básicamente dos: disminución de la oferta de bienes por restricciones a las importaciones y ahora una merma del consumo por la elevada inflación.

Como contracara, la cosecha y la gran recuperación de las exportaciones agrícolas que se espera a partir de abril de 2024 traccionarían la mejora, que al menos en esa primera etapa estará muy concentrada en el campo. Tardará un buen tiempo que esa recuperación se sienta en los grandes centros urbanos, sobre todo luego de la caída del poder adquisitivo que ya comenzó y se acentuará en los próximos meses.

El presidente de la Nación, Javier MileiEl presidente de la Nación, Javier Milei

Entre los economistas ya empezaron a hablar del “repunte del segundo semestre”. Pero no quieren decirlo aún para no emular aquella frase de Mauricio Macri, que ni bien arrancó el Gobierno prometió algo parecido para 2016. Esa mejora que vendría en el “segundo semestre” finalmente tardó en llegar bastante más y se materializó en 2017, el único año de crecimiento del gobierno macrista.

El PBI cayó 0,8% durante el tercer trimestre y ese rojo se profundizaría en el cuarto, lo que implicaría caer oficialmente en una recesión. Pero la peor parte llegará en los primeros meses de 2024. El primer trimestre arrojaría una caída interanual del orden del 5% y allí la economía tocaría fondo, para comenzar inmediatamente con la fase primero de rebote y luego de expansió

La fase expansiva de la economía arrancará con el campo, recordando lo que fue la gran caída que sufrió la Argentina en 2002, pero que luego dio lugar a un fuerte repunte.

“Si el programa funciona bien, para la segunda mitad del año el nivel de actividad puede pegar la vuelta, aunque en la calle esto se va a sentir más adelante. Para 2025 pronostica creemos que la economía podría crecer más del 8%, pero mucha agua tiene que correr bajo el puente. La potencialidad está intacta”, pronosticó la consultora de Miguel Kiguel.

En el caso del Ieral, el instituto de investigación de la Fundación Mediterránea, apuntaron en la misma dirección: “Entre el segundo y tercer trimestre del 2024, el fogonazo de la inflación de los primeros meses debería ir reduciéndose al igual que la recesión dejando a la economía de nuestro país con muy buenas condiciones macroeconómicas para 2025″.

Claro que estas proyecciones deberán convivir con el malestar de los asalariados sobre todo en estos primeros meses del año, ante una muy fuerte caída del poder adquisitivo. Paradójicamente, este frenazo del consumo y de la actividad en general resultaría necesaria para empezar el proceso de reducción de la inflación.

El problema es que el reacomodamiento de precios tardará varios meses más en tener lugar. Arrancó claramente este mes con rubros como alimentos y bebidas, que venían relativamente contenidos hasta noviembre por Precios Justos. La liberación implicó una escalada que llevó a muchos productos a subir entre 50% y 100%. Por eso, la inflación, que fue de 12,7% en noviembre, este mes se acercaría al 30 por ciento.

Estos ajustes continuarán también con otros rubros que venían muy regulados como medicina prepaga y telecomunicaciones, mientras que también debe comenzar el ajuste de las tarifas, que vienen congeladas prácticamente desde mediados de año.

Con este panorama, difícilmente se observe una tendencia descendente de la inflación hasta marzo o abril próximo. Estos aumentos también le pondrán presión a los dólares financieros y a la brecha cambiaria, que en la última semana cayó a menos de 20 por ciento.

Fuente: Infobae